El pez cebra, nuevo modelo para la medicina regenerativa
El pez cebra entró en los laboratorios a finales de los años 70 en la Universidad de Oregón y con el tiempo se convirtió en uno de los animales más apreciados en biología del desarrollo. Como el ratón o la mosca del vinagre, los embriones de pez cebra facilitan el hallazgo de los genes que dirigen la construcción del cuerpo de los vertebrados desde que es una única célula hasta que se forman los órganos y extremidades.
Al igual que sucede con las ranas, los embriones de pez cebra se desarrollan externamente y pueden ser observados y manipulados en todas sus etapas, con la ventaja de que su desarrollo es más veloz y su organización es más simple. Además, los embriones son transparentes, lo que permite visualizar su formación.
Desde el año 2001, el Centro Sanger de Gran Bretaña coordina el desciframiento de su genoma, que es aproximadamente la mitad de grande que el del ser humano. Esta misma semana, el citado centro anunció que había completado la mitad de este proyecto, que ya ha revelado numerosas similitudes genéticas entre el ser humano y ese pez tropical.
El 75% de sus genes son similares a los nuestros, lo que convierte a este animal acuático en un modelo para analizar procesos biológicos de relevancia médica, como los procesos inflamatorios, la creación de nuevos vasos sanguíneos, el crecimiento de las neuronas, la formación de hueso y músculo, o la resistencia a la insulina.
De hecho, hay equipos de investigación que utilizan peces cebra con mutaciones genéticas para investigar la enfermedad de Alzheimer, las anomalías congénitas de corazón, o el cáncer. Debido a la transparencia de sus embriones, el estudio genético de especímenes con mutaciones espontáneas o inducidas resulta muy sencillo. Lo mismo puede decirse del análisis de los efectos en su organismo de compuestos potencialmente útiles como fármacos.
Al igual que sucede con las ranas, los embriones de pez cebra se desarrollan externamente y pueden ser observados y manipulados en todas sus etapas, con la ventaja de que su desarrollo es más veloz y su organización es más simple. Además, los embriones son transparentes, lo que permite visualizar su formación.
Desde el año 2001, el Centro Sanger de Gran Bretaña coordina el desciframiento de su genoma, que es aproximadamente la mitad de grande que el del ser humano. Esta misma semana, el citado centro anunció que había completado la mitad de este proyecto, que ya ha revelado numerosas similitudes genéticas entre el ser humano y ese pez tropical.
El 75% de sus genes son similares a los nuestros, lo que convierte a este animal acuático en un modelo para analizar procesos biológicos de relevancia médica, como los procesos inflamatorios, la creación de nuevos vasos sanguíneos, el crecimiento de las neuronas, la formación de hueso y músculo, o la resistencia a la insulina.
De hecho, hay equipos de investigación que utilizan peces cebra con mutaciones genéticas para investigar la enfermedad de Alzheimer, las anomalías congénitas de corazón, o el cáncer. Debido a la transparencia de sus embriones, el estudio genético de especímenes con mutaciones espontáneas o inducidas resulta muy sencillo. Lo mismo puede decirse del análisis de los efectos en su organismo de compuestos potencialmente útiles como fármacos.
El desarrollo de todas las células durante las primeras 24 horas de vida de un pez cebra
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