El misterio de los magnetosomas
Las bacterias magnetotácticas, las cuales contienen cadenas de cristales magnéticos, llamados magnetosomas. Existen en lugares de todo el planeta, viviendo en sedimentos de lagos y lagunas, y en las regiones costeras de los océanos.
Desde el descubrimiento de las bacterias magnetotácticas en la década de 1970, y hasta ahora, no había estado claro para qué servían exactamente los magnetosomas. Los resultados de investigaciones previas indicaron que algunas cadenas de magnetosomas no serían útiles para la navegación porque los tamaños de sus cristales no poseían las cualidades magnéticas correctas.
Sin embargo, unos investigadores del Imperial College de Londres y la Universidad de Edimburgo han demostrado ahora que los métodos anteriores de modelado eran inexactos. Los nuevos cálculos prueban que todos los magnetosomas conocidos poseen las cualidades magnéticas correctas que se requieren para facilitar la navegación.
Desde el descubrimiento de las bacterias magnetotácticas en la década de 1970, y hasta ahora, no había estado claro para qué servían exactamente los magnetosomas. Los resultados de investigaciones previas indicaron que algunas cadenas de magnetosomas no serían útiles para la navegación porque los tamaños de sus cristales no poseían las cualidades magnéticas correctas.
Sin embargo, unos investigadores del Imperial College de Londres y la Universidad de Edimburgo han demostrado ahora que los métodos anteriores de modelado eran inexactos. Los nuevos cálculos prueban que todos los magnetosomas conocidos poseen las cualidades magnéticas correctas que se requieren para facilitar la navegación.
Los magnetosomas se alinean unos con otros para formar una cadena dentro de las bacterias y operar como una brújula. Los investigadores todavía no están seguros de cómo, pero esta brújula interactúa con el campo magnético de la Tierra, ayudando a las bacterias a navegar por los sedimentos hacia las mejores áreas de alimentación.
Las bacterias magnéticas están presentes en una notable variedad de ambientes acuáticos, como estanques y lagos. La cepa bacteriana que el equipo de investigación estudió, la Magnetospirillum magneticum, fue encontrada por primer vez en un estanque en Tokio, Japón. Las bacterias magnéticas viven usualmente lejos de la superficie, en zonas profundas donde el oxígeno es escaso. No crecen bien donde el oxígeno es abundante. Lo que las hace fascinantes es que en ellas crecen de modo natural cadenas de partículas magnéticas microscópicas llamadas magnetosomas. Cuando están bajo la acción de un campo magnético, las bacterias se alinean como las agujas de una diminuta brújula marina, un fenómeno llamado magnetotaxis.
Comentarios